Resolver conflictos: herramientas prácticas para el día a día | Psicólogo Valladolid

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En cualquier tipo de relación —ya sea de pareja, familiar, laboral o social— los conflictos son inevitables. A veces surgen por malentendidos, otras por diferencias de valores, necesidades o expectativas. Lo importante no es tanto evitar los conflictos, sino saber gestionarlos de forma saludable. Como psicólogo en Valladolid, trabajo frecuentemente con personas que acuden a consulta porque se sienten atrapadas en una dinámica de tensión, discusiones o silencios incómodos.

Lo que muchos no saben es que el conflicto, si se maneja bien, puede ser una herramienta de crecimiento personal y relacional. Por ello te damos formas específicas de resolver los conflictos en tu entorno.

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Desde la psicología, definimos el conflicto como una oposición entre intereses, valores o necesidades. Puede ser interno (con uno mismo) o externo (con otra persona). El problema no es el conflicto en sí, sino cómo lo interpretamos y cómo actuamos frente a él.

En muchas ocasiones, lo asociamos automáticamente con algo negativo o incluso con violencia. Esta idea está tan arraigada que muchas personas prefieren evitar el conflicto a toda costa. Pero esto tiene un coste: acumulación de tensión, deterioro de relaciones, ansiedad o somatización.

En palabras simples: el conflicto no se resuelve solo, y silenciarlo no es sinónimo de solucionarlo.

En consulta, diferencio dos formas principales de enfrentar un conflicto:

  1. Desde la emoción: buscamos desahogarnos, liberar frustración, “decir lo que sentimos” sin pensar en las consecuencias.
  2. Desde la resolución: buscamos entender el problema, comunicarlo adecuadamente y trabajar por una solución beneficiosa para ambas partes.

La segunda opción es más eficaz a largo plazo, pero requiere entrenamiento, autocontrol emocional y habilidades de comunicación que no siempre nos han enseñado.

Según la evidencia clínica, hay tres estilos básicos con los que solemos enfrentarnos al conflicto:

  • Pasivo: evitamos hablar, cedemos siempre o esperamos que el otro cambie sin intervenir.
  • Activo: analizamos el problema, tomamos iniciativa y buscamos una solución constructiva.
  • Evitativo: negamos que hay un problema, desconectamos emocionalmente, o buscamos distracciones poco saludables (por ejemplo: comer en exceso, dormir demasiado, consumo de sustancias…).

Una parte del trabajo en consulta es ayudar a las personas a pasar de un estilo evitativo o pasivo a uno activo y asertivo.

En terapia psicológica trabajamos distintas herramientas con base en la evidencia científica para abordar el conflicto. Estas son algunas:

1. Comunicación asertiva

Ser asertivo no es ser agresivo, ni sumiso. Es poder expresar lo que pienso y necesito sin atacar al otro. Incluye:

  • Describir conductas concretas, no etiquetar personas.
  • No generalizar (“nunca haces nada bien” → “ayer no cumpliste con lo acordado”).
  • Pedir cambios de forma clara (“necesito que me avises antes de venir”).
  • Escuchar activamente sin interrumpir ni preparar la respuesta mientras el otro habla.

2. Expresar el enfado sin hacer daño

Sentir enfado no es negativo. Lo importante es cómo lo expresamos. En consulta, enseñamos a:

  • Evitar juicios de intención (“lo hiciste a propósito”).
  • Centrarse en los hechos y no en suposiciones.
  • Encontrar el momento y el lugar adecuados para hablar.

3. Buscar soluciones “ganar-ganar”

En la mayoría de los conflictos hay más de una solución posible. Lo ideal es llegar a acuerdos donde ambas partes ganen, aunque sea parcialmente. Desde una postura colaborativa, no se trata de vencer, sino de avanzar juntos.

4. Entender la perspectiva del otro

El conflicto se intensifica cuando nos cerramos a lo nuestro. Una herramienta clave es la empatía: comprender lo que la otra persona siente o necesita, aunque no estemos de acuerdo.

No todos los conflictos necesitan terapia, pero hay señales de alerta:

  • Te cuesta expresar lo que sientes sin herir o sentirte culpable.
  • Evitas hablar por miedo a discutir.
  • Sueles ceder siempre, pero acabas sintiéndote frustrado/a o utilizado/a.
  • Repetís siempre las mismas discusiones sin soluciones reales.
  • Sientes ansiedad, insomnio o malestar físico por una relación tensa.

Como psicólogo en Valladolid, puedo ayudarte a desarrollar habilidades de afrontamiento eficaces, mejorar la comunicación y sentirte más en paz contigo y con los demás.

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